miércoles, 31 de julio de 2013

El Tampón


El tampón se empezó a utilizar hace más de dos mil años, antes incluso que la compresa, aunque no eran como los conocemos ahora, sino hasta 1929.

Hipócrates, hacia el año 500 a.C. ya inventó un primer mecanismo de protección parecido al tampón y fomentó su uso. Este primer artículo estaba hecho de gasa de hilo enrollado a un trozo de madera liviana.

Los primeros tampones, hechos de papiro ablandado, estaban reservados para las mujeres de clases sociales altas en Egipto, Asiria y Babilonia. Las mujeres de clases populares usaban caña acuática suavizada. En otros lugares del mundo, los tampones se improvisaban con el material de que dispusieran las mujeres de cada región. En Roma se usaba lana; en Japón, papel; en Indonesia se usaban fibras vegetales; en África ecuatorial fabricaban unos rollos de hierba.

Las mujeres ricas y nobles del Imperio Bizantino, alrededor del siglo VI, utilizaban unos tampones hechos por los griegos de Crimea con la mejor lana, peinada y enrollada de manera muy especial, lo cual se puede considerar la primera fábrica oficial de tampones de la historia.

Los médicos usaron durante mucho tiempo, en la Edad Media, el Renacimiento y el siglo XIX, tampones hechos con algodón para aplicar antisépticos o para ayudar a frenar hemorragias en la vagina.

Durante principios del siglo XX, el tampón adquirió muy mala imagen debido a los prejuicios morales que surgieron con todo lo relacionado a la menstruación. En esa época, las actrices y bailarinas, que no podían dejar de usar protección durante esos días, se fabricaban tampones de algodón caseros.

Los primeros tampones fabricados de forma comercial fueron inventados en 1936 por el Doctor Earl Cleveland Haas y fueron comercializados con el nombre Tampax. Los prejuicios sociales y una información deficiente impidieron que los tampones se popularizaran. Las mujeres estaban preocupadas porque podrían perder su virginidad al usar tampones o que los perderían en plena calle. ¡NO ERA CIERTO!




Sin embargo, tan pronto como las mujeres tuvieron la oportunidad de disfrutar de la comodidad que suponía el uso de tampones, se popularizaron instantáneamente.

En los años 70 y 80 se avanzó en dos sentidos realmente importantes para la protección femenina:

Se inventaron las toallas higiénicas autoadhesivas y se comenzó a permitir la publicidad de tampones y toallas femeninas en la televisión.

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